Entre
sueños y aún ininteligibles deslicé unas palabras de mis labios.
Te
regalo mi tiempo anarquizado, dije, mis sueños a deshora, mis más nuevas
costumbres, mis brotes de inconsciencia y mis cuentas pendientes.
Te
regalo mis risas, mis locuras de niña y mi cuerpo al fin libre de autoimpuestos
grilletes.
Te
regalo secretos y ventanas abiertas, recónditas guaridas en un tiempo tapiadas.
Te
regalo mis miedos y mi escudo, mi inocencia a sabiendas y mis inconveniencias.
Te
regalo la venda de mis ojos para que me la arranques en un único gesto y de un
mordisco.
Y
sin pensarlo, me apuesto en un juego tan solo el todo por el todo. Aun sin
cartas.
Y
abrí los ojos.
Pero
al mirarme en ellos, súbitamente supe que no reconocías mis palabras, ni el
mordisco en mi labio, ni mis ¡ay! más profundos, ni el brillo de mis ojos.
No
te dejaste ir a la deriva. Elegiste detenerte en la orilla, a buen recaudo y no
te culpo.
Y
con la voz quebrada, te regalé un portazo brusco, seco, forjado en desarraigos
que no me identifican.
Conveniencia,
apuntaste. Supervivencia, aduje.
Y
me marché sabiendo que a mi espalda no dejaba un cadáver. La náufraga era yo.
Te
regalo los versos de un poema en su mitad caduco, y no obstante debido.
…Y
a su lado las letras que todo lo oscurecen.
A
quien un buen día echó a andar y llegó tan lejos,
que al
mirar atrás ya no recordaba el camino de vuelta.
AUDIODIVAGACIONES
Voz: María García Baranda.
Música: Eblouie par la nuit, Zaz.
Voz: María García Baranda.
Música: Eblouie par la nuit, Zaz.
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