28 de septiembre
Puede que el gesto corra el riesgo de extraviarse al ascender la edad sobre tu piel. Esta… ya siempre intacta, siempre virgen.
Y la humedad pretenda disipar los matices del timbre de tu voz, confundir el espectro de tus múltiples tonos y tu grito de guerra.
Tal vez tu olor quiera perder su fuerza impregnado en las telas y retales que celosas se guardan al fondo de un baúl donde salvaguardar el recuerdo de ti, con la esperanza de que nunca fallezca.
Pero existe un vastísimo y secreto lugar donde jamás florecen los olvidos, lo caduco ni el miedo. Donde el gesto renace y la voz siempre es fértil. Donde tu olor es fresco, inconfundible y me abraza a su paso. Donde nunca estoy sola ni me encuentro indefensa. Donde yo aún soy tu hija y tú mi padre.