Me he dado cuenta de que me articula una cuestión de cantidades. ¿Que qué es eso? Fácil: calidad y verdad siempre, pero en cuestión de sentimientos soy de un hambre voraz y demando fuertes dosis de sangre hirviendo a borbotones. ¡Gulp, gulp! Pero de la espesa y caliente, de la que toma un tono granate brillante. De esa. Que para sentir a medias, ¿para qué sentir? Las tibiezas no son lo mío, nunca lo fueron, así de intensa nací, pasional hasta la médula. Aunque en algún momento atravesara etapas que ni frío ni calor, pero no es lo mío eso de estar adormecida en vida, ni mucho menos de cubrir el expediente con sucedáneos. Y a la vista de esa carga sentimental que gira mi engranaje, observo que mis aspiraciones en esa materia no son nada sencillas ni conformistas. Que yo pongo toda la carne en el asador y dirijo mi mordisco hacia lo mismo. Y viene solo ese festín.
Así que sí. Que si río, siento mi risa como la de una niña despreocupada y feliz, agradecida por que le hagan reír y orgullosa de regalar ese gesto de vuelta y sin miramientos. Que si lloro, tened en cuenta que no hay ni un mínimo de teatralización ni afectación victimista en ello. Que detesto el comercio de penas y ayayáis regodeados y con golpes de pecho o brazos arrancados. Que me pica y escuece la sal cuando hay lágrimas y me anuda de veras el interior del pecho. Que si me celo, me abrasa el pensamiento y me revuelvo en mí. Y temo. Que me han mentido tanto, que tengo el esqueleto apuntalado por cristales por los que me asomo a cuestionar nueve de cada diez momentos vitales. Y celebro contigo mi vida de tu mano poco a poco. Y beso a beso, fundida en entusiasmo. Que si amo, es que me abro en canal y ofrezco en bandeja mi yo sin aderezos. Sin descartar un gramo, ni escatimar bondades ni beldades. No quiero racaneos. ¡Ahí te va! Y que si soy amada voy a absorber hasta el último sorbo recibido. Dejándome la piel, pero de natural no planificado.
Cuestión de cantidades, ya lo digo. No lo puedo evitar. De supremos sentires. Y tal vez de algo de ego. Que yo no me conformo con ser escucha, quiero abrigar el alma. Ni con ser compañía, sino ser compañera. Que si voy a ser amor, me digo: no seas uno cualquiera. Dale la vuelta al suelo, sé el Amor de su vida, el Amor con mayúsculas. Y arrasa con aquello que creyó conocer. No te empeñes en menos. Cuestión de intensidades. Cuestión de cantidades.
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