PARA MÍ, AMAR...

By María García Baranda - marzo 11, 2019



   Algunos dicen que no es posible explicar el porqué uno se enamora, que es algo que sucede sin poder -ni querer, añado- evitarse y que el dar causas de ello resulta artificial y reduce su naturalidad. Pero yo no lo creo, fíjense. Como tampoco eso de que se ama a alguien porque sí, porque no existen más razones que el propio sentimiento. 

   Para ser sincera, sí es cierto que defiendo una pequeña parcela para las sin razones. Te enamoras y quieres a alguien con todo el equipo, caiga quien caiga, a pesar de las tormentas muchas veces, mordiendo el polvo otras tantas y sin poder justificar a por a o be por be qué te llevó a ello. Podría darse, por tanto, un impulso tan fuerte de por sí que, cimentado en la ilusión más auténtica y en la inocencia, nos transporte hacia el amor sin apenas darnos cuenta del trayecto. Yo me he reconocido sumergida en ese estado, por supuesto. Y he sido capaz de catalogarlo como tal antes, durante y después. En efecto. No obstante, dejando aparte ese porcentaje de hermoso romanticismo sin argumentos, sé bien que cuando se ama, se ama por algo. Por algo grande, concreto, amplio en matices y enraizado en las entrañas. 

   Para empezar, uno ama a quien le fascina, naturalmente. Atracción externa e intena. Pero al tiempo a quien le hace sentir especial; esto es, cuando se sabe especial para alguien. ¡Ojo, cuidado con esto, discriminemos! Que eso no quiere decir que uno vaya enamorándose de todo el que le hace caso, le tira los tejos, le suspira por los rincones o le ofrece grata compañía. No. ¡Estaríamos apañados! Ser especial para alguien es mucho, mucho más que eso. Supone descubrir en ti un antes y un después de su llegada a tu vida. Un antes y un después en el modo de conducirte, de disfrutar, de reír…, de amar incluso. Y de igual modo de ti hacia el otro. Especial de verdad. En todas las facetas de uno mismo y haciendo brillar hasta las virtudes más olvidadas. Para mí enamorarse parte de ese principio. ¿Vendrá después el Amor? 

  No sería hoy capaz de nombrar la palabra Amor sin vincularlo sin remisión al concepto de Lealtad. Ya no. Nunca más. Lealtad enome, vastísima y profunda. No podría Amar sin saberme leal. Ni sentirme amada sin recibir tal entrega. Lealtad en cada día, con lo mejor de mí y mi cara más fea. Lealtad hacia mis imperfecciones y en el deleite de mis dones. Lealtad por no apartarme en las dudas y por no quererme por necesidad o por descarte. Lealtad por sentirse grande y sencillo a mi lado. Lealtad por no sobrevolar otros páramos y no olisquear en otras casas curioseando por si hubiese otro producto más atractivo para llenar ese rato. Lealtad al jugar a una sola banda y al no querer perderme bajo ningún concepto. Lealtad inteligente porque hay que andarse listo para procurarse para uno lo mejor de lo mejor. Lealtad al no mentir, engañar, callar, falsear o traicionar. Amor leal. Lealtad amorosa. De eso se trata para saberme amada. Y por todo eso Amo.  Eso es para mí amar… lealtad de largo alcance, lealtad a muy largo plazo. 



  • Compartir:

Tal vez te guste...

0 comentarios