Las
noches de promesas incumplidas tienen aroma a rancio, sabor áspero y color
cetrino. Impregnan los rincones que los jóvenes cuerpos edificaron a golpe de
ciega confianza. Las noches como esta derrumban los pilares de arcilla
humedecida con las gotas del esforzado empeño; y flanquean las ruinas de aquel
tiempo que fue y ya nunca será. Porque cuando el paisaje torna en desértico
espejo de una vida desecha, las noches como esta son escenas de huesos y
jirones de piel que aún supuran sangrantes.
Sin
treguas, sin tratados de paz, una simple noche de agosto podrá traer la eterna
declaración de guerra en la que se evapore el tiempo de los inocentes. Y ni
siquiera la cuasi luna llena que hoy nos acompaña será capaz de iluminar un
mundo perdido para siempre.
(Quizá
poniendo cemento en los huecos que otros vaciaron conseguiré olvidarme de que
ya no se habitan; pero sé, no obstante, que es tanta la humedad que en ellos
reside que tal vez no consiga que fragüe).
AUDIO RELATO - Música: Love song for Nata, Cinema Paradiso (Ennio Morricone)
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