Y NO OLVIDARME NUNCA DE TU AMOR POR MÍ

By María García Baranda - marzo 01, 2018


    Los hombres dicen -siempre se ha dicho así- que no nos entienden en cuestiones de amor. Que somos una lata. Que no hay quien nos comprenda. Que no estamos contentas fácilmente. Que somos de airado, extraño y fácil enfado, y que siempre le sacamos la vuelta a todo en forma de protesta, de recriminación o exagerada queja. En exceso complejas, reza el tópico. ¿Y qué digo yo a eso? Pues que yo no lo creo. Ni nunca lo he creído. Más allá de los rasgos, de los gustos, vivencias, cicatrices, más allá de deleites de cada fémina, de errores y humanas meteduras de pata, poseemos todas un denominador común facilísimo de detectar y más aún de comprender y alimentar: la profunda y perenne necesidad de sentirnos amadas. Ni más ni menos. Amadas, amadas, amadas,… Cada día. Y es tal el requerimiento, tal es ese preciso aire que alienta nuestro amor, que toma forma en las más variopintas realizaciones. Puedo decir bien alto que al menos yo siempre lo viví así… 
     Sentirme hondamente amada, que de ratitos se hace la vida y todos cuentan. Y ese saberse amada pasa por ser la única, saberse inolvidable, por ser irremplazable. Pasa porque jamás el amor tomó tal forma hasta llegar mi nombre. Otros quizás, no el mío. Pasa por ser la más bella a sus ojos, que me mire con chispa, le sonrían los ojos y se lo oiga a menudo; Pasa porque me escriba lleno de valentía, aunque se caiga el mundo… Por sentirme admirada en alma y mente, y más de corazón. Inevitablemente ser la más deseada y la más placentera, que le resulte fuego y lo diga en mi oído. Y sin ninguna duda, ser esa a la que acude, quien mejor le comprende y le sirve de bálsamo. Eso es sentirme amada, … aunque no es nada nuevo, ni único de mí. Esto sentimos todas. Pero también es cierto que con cierta frecuencia podemos olvidarnos o pensar que se extingue, que flaquea,… y ahí, justo ahí es donde surge el punto de conflicto. Que no hay quien nos entienda, que torcemos el gesto, que saltamos por nada,… ¡pero es que es tan sencillo! Yo lo tengo clarísimo y lo digo sin trabas, sin vergüenza ni miedo. Basta con atenciones, con sentir cada día que él está al otro lado y que emite un suspiro. Que no me olvide nunca de tu amor por mí…. 
     Y este tópico típico se da entre las mujeres desde que el mundo es mundo. Tan típico y tan tópico que desde que este existe es eso que requiere cualquier hombre también.



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