DE ESTRATEGAS EMOCIONALES

By María García Baranda - diciembre 23, 2014

¿Sabéis de esas páginas que circulan por Internet y por las redes sociales con citas célebres -y no tanto- que todos leemos aun sin confesarlo, y que en ocasiones nos resultan lapidarias? Pues hace no mucho di con una que reza así: “Conmigo no funciona el «te ignoro para que te enamores». A mi tú me ignoras y te mando a la mierda”. Todavía estoy llorando de la risa con ella, lo juro. Buena a rabiar y verdad como un templo. Y me recordó a algo que le oí a decir a una amiga no hace mucho y que se resume en que quien tiene éxito con el sexo opuesto es porque somete al sujeto concreto a cierta dosis de mala vida, traduciéndose esta en ajustar los tiempos e intensidades de carantoñas y vacíos.
No lo sé, la verdad. No sé si el mundo de los sentidos se diseñó para los estrategas de mente fría, ni sé si hay tácticas cuasi bélicas que aplicar a estos menesteres. No creo que haya un manual del juego que mantenga a los afectos a tu lado, sean estos amigos, familia, amores,… Pero claro, qué va a decir quien le puso como título a este blog el verso inicial del poema de Benedetti “Táctica y estrategiaEn mi defensa, o en defensa al menos de mi tesis, diré que aplicar un cartesiano método que dosifique la intensidad con la que damos nuestro afecto se me antoja artificial. Por no decir que destilarlo en un principio único de actuación impoluta y exitoso resultado me resulta inviable. Y la primera de las razones que se me ocurre es chocantemente pragmática: podemos meter la pata hasta el fondo y errar el cálculo, ya que no sabemos si la persona a la que pretendemos aplicar dicho principio responderá ya únicamente a una buena dosis de sentimientos directamente dirigidos al corazón. Sería para tirarse de los pelos y llamarse idiota hasta quedarnos sin voz.

Pragmatismos aparte,  defiendo a ultranza que la única estrategia con la que me siento realmente identificada es la de ir de frente con aquello que somos y que sentimos en cada momento. No sé hacerlo de otro modo, pero tampoco querría. Si quienes están a tu lado buscan tu compañía, entonces sabrás que anhelan al fin rodearse de fluida transparencia, así como que mantenerlos contigo, bien cuidados, es lo único que merece la pena. Tú decides…









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