Se
avecinan los tiempos de un cambio ineludible.
Se
adivinan momentos de gran metamorfosis,
de
pasos hacia orillas antes inexploradas, antes desconocidas.
Una
imagen interna y sin forma definida,
sin
colores ni nombre
se
me aparece en tiempos de silencio.
Y
clama a gritos el salto definido,
cada
vez más frecuente,
a
ese lugar incierto, hacia quién sabe dónde.
Etapas
agotadas, conductas ya marchitas,
que
murieron de viejas, de gastadas, de usadas
y
que ya no funcionan.
Me
sirvieron un tiempo, eso también es cierto.
Me
elevaron por dentro,
me
sacaron de huecos obsoletos y oscuros,
pero
les falta el aire ya, la luz se agota.
Y
me piden a voces que avance hacia otros lares,
sin
perderme en la esencia, sin quedarme olvidada,
sin
rincones sombríos,
sin
faltar a mis modos, ni dejar de ser yo.
Pero
que avance y crezca.
Que
me cure por dentro
y
me sane por fuera.
Que
aprenda de mis fallos
y
potencie mis logros.
Pero
tal vez más viva,
más
astuta y más sabia.
Se
avecinan los tiempos de un cambio ineludible,
sin
faltar a mis modos, sin dejar de ser yo.
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