Por esos días en los que sabes que comienza el calendario.
Por esos días en los que tú conoces la posición exacta de los puntos sobre las íes, de cada coma y de cada exclamación.
Por esos días en los que sabes que cada paso que diste era el auténtico. Sin máculas, sin dobleces y sin segundas intenciones.
Por esos días en los que cuentas con la plena seguridad de que solo hiciste el bien.
Por esos días en los que pesas en la balanza los gramos justos de cuanto entregaste.
Por esos días en los que tu conciencia está más que tranquila.
Por esos días en los que la rabia te muerde el alma y sabes que es mejor que nadie se te acerque.
Por esos días en los que te permites el lujo de no entender y no te da la gana.
Por esos días en los que desde las entrañas te sale mandar todo y a todos al infierno. Porque se lo merecen.
Por esos días en los que estás sencilla y simplemente hasta los huevos de bobadas.
Por esos días en los que te cubres con un manto acerado que no piensas quitarte así sin más.
Por esos días en los que sabes que cada uno es responsable de sus propios actos, de sus propias risas y de sus propios llantos.
Por esos días en los que sabes que no eres tú quien pierdes.
Por esos días que suponen una hoja en blanco.
Por días como hoy.
Y por mí misma.
Por esos días en los que a pesar del mal genio y la impotencia, aún así y por eso, aún Amo. Con mayúsculas.
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