Nuestra vida se compone de listas. Escritas o mentales componemos, ¿cuántas?, ¿un centenar?, ¿más? Metas a lograr en la vida, ligues y novios, amigos, favoritos, actividades odiosas, propósitos para el Año Nuevo, cosas que hacer antes de morir,.... No me he parado a pensar el verdadero porqué de ese empeño en enumerar las cosas, aunque seguramente se deba a esa necesidad humana de acotar con la mente lo que se nos escapa de la comprensión, entendimiento y percepción. Haciendo listas estamos más cómodos. Y estas son, al fin y al cabo, planificaciones. Para cumplir o no. Para lograr a medias. Para descartar sin empezar. Depende. Propósitos todos, objetivos perfectos.
He seguido pues esa discutible tendencia y han comenzado a llegarme a la mente logros por alcanzar que me resultan verdaderamente difíciles. Imposibles algunos. Allá donde echemos la vista nos rodean libros, artículos, videos que nos los aconsejan a fin de completar un trabajo interior rico y fructífero. El premio será ser un poco más felices, pero… ¿son papel mojado?
1. Sé feliz por y para ti y que no dependa de nadie más.
2. Gústate por dentro y por fuera pase lo que pase, te ocurra lo que te ocurra.
3. Sé feliz contigo mismo y aprender a vivir una soledad enriquecedora.
4. Busca tener un mejor aspecto físico y embellecerte solo para ti y no para agradar a nadie.
5. No te dejes afectar por las opiniones ni críticas ajenas.
6. Sé capaz de salir de tus propios problemas y de tu epicentro, y observa a los demás a fin de minimizarlos.
7. Aprende a decir que no, sea quien sea quien te reclame.
8. Acepta aunque no comprendas, asume aunque no te guste.
9. No te dejes influir por el pasado, por las heridas, ni por el ansia de un futuro concreto.
10. Aprende a decir adiós aunque aún quieras a esa persona.
Paro aquí, pero estoy segura de que hay más. Estos principios son El Dorado de la madurez emocional, la puerta de entrada a la plenitud. Porque si nos importa causar buena impresión y generar opiniones positivas. Porque dejar de pensar en nosotros es una acto de enorme generosidad. Porque somos aprensivos con el ataque exterior. Porque siempre queremos más. Porque nos envuelve el apego. Porque decir adiós es el gesto más difícil del mundo. Porque las cicatrices generan pánico y vulnerabilidad. Porque aceptar es triple salto mortal. Propósitos preciosos, pero lo que es a mí,… me hacen sudar la gota gorda y, para ser sincera, algunos de ellos no sé si los conseguiré aunque me funda y vuelva a diseñarme. Pero es lo que hay.
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