PROMETO

By María García Baranda - septiembre 07, 2017





   Cada día al despertarme formulo la misma ofrenda, el mismo pacto, bajo unas palabras que, aunque no siempre idénticas, conducen siempre al mismo lugar. Palabras que comienzan por: Yo prometo

Escucharte. Con la mente y en silencio para tener presentes tus sentidos sin que nada me distraiga. Sin ruidos ni interrupciones. Sin malas intenciones. Y oír así tu alma sin artificios. Tus miedos sin que los dulcifiques, ocultes o disfraces. Tus silencios, esos en los que no te mientes y tus ratos de soledad obligada y algo amarga. Escucharte a pesar de que nadie más pareciera molestarse en hacerlo.

Serte leal. No ya fiel, por aquello de que lo seres humanos pegamos desbandadas a veces. Seré leal, que es un término aún más amplio y contundente. A razón de lo verdadero y de lo auténtico. Cambie el mundo, se me ponga en guerra el enemigo, gire mi vida o pase lo que pase a mi alrededor. 

Quererte. Siempre y a mi modo, que es intenso. Muy intenso. Y sentido. Muy sentido. Quererte. Más y mejor. Con el pasar de los días y las noches, de las semanas y los meses. A pesar de lo que no me gusta, de lo que me contraría, del pasado sufrido y las brechas abiertas. De las malas palabras y los peores actos. De los días de luz y las noches gloriosas. A pesar y con eso. Quererte. Como nadie ha sabido hacerlo antes. Y darte muestra de ello cada día, hasta cuando pretendas olvidarlo.

Valorarte sin sombras. Y sin dudas. Sin tanto juicio como practiqué un día. Sin temor, sin complejos, sin mirar hacia atrás. Valorar lo que sé que no crece sin agua.

Recordarte, aunque el mundo entero se olvide de tu cara, de tu voz, de tus manos. Y quienes no pensaste se olvidaran de ti. Pero yo,... recordarte. Por encima de todo. Por encima de todos.

Clamar por preservar toda tu fortaleza. ¡Sigue y no hagas caso a nadie! Y ni siquiera a mí. Por que no te descuides al pie de la montaña, ni te me hagas de miel, que a ti te gusta mucho. Que te falta un milímetro para debilitarte al más mínimo estímulo. ¡Que ya nos conocemos!


Esto yo lo prometo. Que pretendo esforzarme por no fallar en nada de lo arriba dispuesto. Ni un día. Ni un minuto. Que esto que yo prometo, me lo prometo a mí. Para mí es la promesa. Para mí, la mujer. El pacto. El compromiso. Porque a mí me lo debo y porque he de ser yo la que nunca se olvide de sí misma. Aunque el resto se esfume. Aunque sigan rompiendo los principios de vida. Me lo prometo a mí. Y el mundo,... el mundo que se estrelle. 




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