Tu olor
asienta a cada paso el tacto de tu
piel en mi memoria,
acurruca mi beso reposado en tu
cuello,
despierta mis sentidos con un grito
silente.
¡Y juro!...
desborda una dormida pasión,
ilimitada,
sin trucos…, sin escudo.
Tu olor
se abre un sereno paso entre tus
manos,
perdura eternamente entre las yemas de
tus dedos,
se agazapa en libérrima caída por mi
espalda.
Tu olor
se impregna en cada curva de mi
cuerpo,
erizando mi piel con cada roce,
y en el profundo abrazo,
y en las palabras que susurro en tu
oído.
Tu olor
reside en la profunda mirada con la
que me regalas
un pedazo de ti,
rompiendo mi equilibrio.
Tu olor
se asienta a cada paso…
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