Últimamente me siento volar sobre una
fotográfica y exacta estampa en continuo movimiento evolutivo, empujada por el
mencionado viento de mi tierra y alimentada con el sabor de una serena
experiencia de vida.
Ni el más sabio de los filósofos, ni
el más delicado de los poetas, ni el más exquisito de los pintores podría
competir conmigo en la claridad con la que estoy dibujando mi vida.
Lo más auténtico de mí ha renacido a
partir de ásperas cenizas provenientes de un larguísimo, lento y voraz
incendio; y enlazando lo aprendido en estos años con la pura y extractada
esencia de mí misma ha surgido lo que hoy soy.
Respiro cristalino entendimiento,
exhalo pacífica verdad sin disyuntivas y para mis adentros tengo la más
absoluta de las certezas de que lo que sé, intuyo, percibo, siento, medito,
concluyo, decido, alimento, fomento, valoro, defiendo, lucho, disfruto, amo,
leo, observo, traduzco, respeto y vivo…. ¡es! Lo es.
En los últimos minutos de mi noche me
llevo a la cama la sensación de que el tiempo me da la razón: mis intuiciones
me mantuvieron arraigada a mi autenticidad.
(Me voy con ellas a compartir mis
sueños. No las cubriré de transparentes sedas, pues desnudas cuidarán de que
las revelaciones de mis sueños continúen nutriéndome de valentía. Necesito
mucha para compartir con algún corazón sensible).
AUDIO RELATO - Música: Classical gas, Eric Clapton
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