Ya
sin más imagen frente a mí que la de una luna que mañana será llena, sin más
sonido que el del viento que se colaba a través de una mínima rendija al ritmo
de una letra que a cada verso hacía mía. Rodaba sin prisa, pero sin pausa,
deshaciendo los pasos que me traían de vuelta a casa. Y al tiempo me perdía en
mis pensamientos, casi únicos, concentrados y constantes, y aferrados a un
objetivo que con seguridad habrá de ser mío.
Mañana
habrá eclipse, pero ni siquiera él podrá ensombrecer la luz que aquella
irradiará directamente dirigida hacia mis ojos. Como dice la canción, con sus
hilos invisibles, trenzados de inimaginables misterios, será capaz de revelar
los secretos más ocultos e iluminar rincones en los que nos escondemos de
nuestros siniestros demonios. En perfecta sintonía unirá su magnética fuerza
con un mar pintado de color parduzco. Entonces, y solo entonces, acunaré mis
besos en las olas hasta que la marea los devuelva a la orilla a la que siempre
han pertenecido.
(Antes
de cerrar mis ojos miraré hacia el cielo acristalado que cubre mis noches y
vigilaré su resplandor para enviar mensajes desde lo más profundo de mis
sueños).
AUDIO RELATO - Música: La bohême (piano), Charles Aznavour
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