LO VERDADERO

By María García Baranda - enero 09, 2017

¿Qué de qué pasta estoy hecha? 
Lo digo sin tapujos, ni apuro, ni modestia. Para bien, para mal,... de una que es muy espesa, espesísima y densa. De esas contundentes que no se disuelven con facilidad y que se hunden hasta el fondo. Con grumos y que dejan posos. De esa pasta con la que vas tropezando cada vez que tratas de degustarla. Que se enreda en los labios, en la voz y en los dedos. Simplemente de esa. Tal vez te estorbe, tal vez te dé sabor, te canse algunos días o te cree adicción. Eso depende. 

Podría haber resultado ligera y fluida, más volátil quizás, pero no. No hubo forma, pues no casa conmigo. No cuadra con mis formas, con mi ser, mi pensar, mi actuar, mi sentir. De enfadarme o llorar. De gritar o reír. Yo no sé hacerlo.

Yo no sé ser sutil. Podré ser delicada, dulce si acaso, si la ocasión lo pide. Pero soy clara de intenciones, de afirmaciones y de actos. Por cuanto soy intensa. Tremendamente intensa. No podría no serlo. Guste más, guste menos. ¿Exagero? No creo. No sé vivir a medias.

"Eres muy de verdad", me dijeron un día. Me reí y contesté: "Todos lo somos, ¿no?" Y en respuesta, una mueca, seca y dubitativa. Solo sé con certeza que si doy mi opinión, ten por cuenta que, certera o errónea, la daré de verdad. Que si beso con pasión, con calor y con ganas, también son de verdad. Que mi sí es rotundo. Y mi no,... ¡ten cuidado! Que si pido perdón no es por quedar bien, ni por ser educada únicamente, sino porque me siento avergonzada por lo hecho. Que si amo me dejo el alma en ello y voy a defenderlo con uñas y con dientes, con el cuerpo encendido, con la libido alta y el músculo en tensión. Que el respeto se gana y de verdad lo exijo, tanto como lo ofrezco a quien merezca. Que si doy todo ello es porque quiero, porque es mi voluntad y no hay más vuelta. Ni más doblez. Ni medias tintas.

Y es que aquí, en mi mundo, no hay nada más bonito que lo que es de verdad. Que lo que te sacude y da la vida, por pequeño que sea. Que para no vivir ya está la eternidad.






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