De candente que mata con férreo
movimiento,
de natural envueltos
se visten en silencio
tus más gestos y mis menos pudores.
¡Por una mirada un mundo!
Y si es sin freno
no seré yo quien pare
su aguzado trayecto.
Si las palabras sobran,
no hay distancia
y aún más cuando las voces
se tornan invisibles.
Y hablan los cuerpos,
nadie escucha
el lenguaje que solo
nosotros entendemos.
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