Ahí
donde la palabra resulta insuficiente,
justo
ahí, en ese breve instante,
regala
con tus manos una tierna caricia
que
rodee los límites de un corazón talado
a
golpe de tormentas.
Ahí
donde la verdad resulta exigua,
justo
ahí, en ese breve instante,
regala
con tus ojos una mirada ardiente
que
nos incendie el cuerpo
y
queme la ignominia.
Ahí
donde la ilusión comienza a evaporarse,
justo
ahí, en ese breve instante,
regala de tu boca dos notas melodiosas
que
llenen de aire nuevo mi pecho casi extinto,
y
den vida al amor.
Ahí
donde el camino parece ensombrecerse,
justo
ahí, en ese breve instante,
regala
con tu paso ese mapa sin nombre
que
no marque fronteras,
y
alimente mis fuerzas.
Que
me agota el cansancio.
Que
se dobla mi fe.
Que
me duelen los ojos de mirar sin paisaje, de creer sin porqués.
Que
me ahogo en el llanto.
Que
se borra mi imagen.
Que
se quiebra mi voz de gritar sin descanso, de expresar con palabras.
Ahí,
justo ahí, en ese breve instante,
donde
estas ya no sirven,
ahí,
donde
tan solo un beso
puede
girar el mundo.