Pasada
cierta barrera del tiempo uno acumula un número de recuerdos y de experiencias
que inclinados a izquierda o a derecha pueden cambiar nuestro panorama de vida
sustancialmente. Bien pueden convertirse en un pasaporte en regla para
continuar el viaje o bien en una reclusión carcelaria a cadena perpetua. La
vida nunca es como la diseñamos. Nadie nos advirtió de que todo, absolutamente
todo está en permanente cambio, ni de que hay ciertas vivencias que has de
tragarte así, sin ayuda, inevitablemente y sin posibilidad de cambio. Ni nos
contaron que nada ni nadie -salvo lo imparable-, nos pone la zancadilla, sino únicamente
nosotros mismos. Tampoco que a lo mejor confundimos el diseño inicial
pensándolo único y verdadero. Ni nos dijeron que si jugamos hábilmente nuestras
cartas y nos quitamos las orejeras tal vez, y solo tal vez, consigamos una
versión igualmente buena o mejor de nosotros mismos. Y seguir creciendo. Y no
decepcionarnos, mirarnos al espejo y gustarnos.
Inclinamos
a un lado o al otro,… depende de nosotros, pero una cosa si es cierta: cumplida
determinada edad, el viaje solo es posible, si estás dispuesto a entender y a aceptar
una serie de hechos irrefutables.
Hallarás
pues el camino, si estás dispuesto a asumir…
Que nos encontramos al cabo de lo imprevisto. Que
el desorden no siempre es caos de vida. Que para que haya orden antes ha de
haber elementos que alinear. Que las líneas también pueden torcerse y que no
pasa nada. Que llegar tarde a veces también es necesario. Y que no hacer los
deberes es un lujo que debes darte de vez en cuando.
Que
el trabajo es tan solo eso, trabajo. Y que si tienes la suerte de dedicarte a
lo que más te gusta has de darte gracias cada día por haber elegido bien. Que
por más que te guste, eso nunca sustituirá la vida personal. Y que el
sacrificio es necesario siempre cuando no arrastres contigo a quienes te
quieren, empezando por ti mismo.
Que
no se puede ser feliz sin un proyecto a la vista, sin un sueño. Que ponerle pasión
es lo más importante del mundo. Pero que los sueños no siempre se cumplen. Que
cuando esto sucede hay que despedirse de ellos, pero inmediatamente, pasado el
luto, hay que ponerse manos a la obra para crear el siguiente. Que un sueño
fallido es un fracaso a veces, sí; una caída, pero de la que debes levantarte y
reformularte cómo puedes volver a ser feliz.
Que
perderás mucho y a muchos por el camino. Que esos no volverán. Afectos, amigos,
amores,… Que no siempre te querrán como te hicieron creer. Que la gente cambia
o se revela finalmente en quien realmente es. Que quien parecía eterno se larga
sin avisar y que quien no suponías te quiere con el alma y se queda a tu lado sin
qie lo imaginaras.
Que
la lealtad es para algunos tan solo una palabra de siete letras. Que hay quien
la interpreta a su antojo, pero que también hay quien la convierte en un principio
de vida. Que deslealtades padecerás unas cuantas y que aunque duelan habrá que
cargarlas a la espalda. Que aletargarse a la sombra del rencor, de la rabia y de
la frustración solo te condena a ti. Que perdonar, más allá de ser un gesto
altruista y generoso, te interesa a ti mismo para avanzar en la vida. Que no
hay otro camino. Que solo se perdona al comprender y solo se comprende al
aceptar.
Que
hay amigos que traicionan y que quizás no eran tan amigos. Que otros lo fueron
por un tiempo, pero un día dejaron de sentirlo. Y que otros te despedirán tu
último día, les contarán batallas a tus nietos y acumularán años que sumen los
minutos de las conversaciones.
Que
los amores no siempre son eternos. Que a veces forman parte de un ciclo, de una
fase vital y un día se despiden. Que nadie tiene un contrato vitalicio contigo,
porque nadie te pertenece. Que quien creíste tuyo tal vez no lo fue tanto, y si
lo fue tal vez dejó de serlo. Que si se marcha es porque hay que comprender que
todos tenemos el derecho a buscar la felicidad. Que igual que unos terminan hay
amores que se quedan y envejecen contigo. Y que nunca se sabe quién será el protagonista.
Que hay amores distintos, como distinto irás siendo tú con el paso de los años.
Que
habrá personas en tu vida que te destrocen una y mil veces. Que no hay
escapatoria. Que nadie está exento. Que te sacarán el alma por la boca y que habrás
de recuperarla por ti mismos. Que habrás de decir: ¡basta! Y que habrá
igualmente quien se ofrezca a devolvértela cubierta suavemente con sus manos.
Que otros velaran por ti desde el primer momento hasta la muerte. Pero que si te
hieren es tu obligación cargar con las heridas, curar las cicatrices y no
desconfiar, para de este modo mantener la cordura.
Que
hay hechos que matan y palabras que hieren, pero que la franqueza siempre es necesaria.
Que lo importante es que no enmudezcas y que pongas las cartas siempre sobre la
mesa, pero que preciso igualmente poner cuidado en el cómo. Que la palabra
justa y la expresión correcta son siempre poderosas. Y que hay que acompañarlas
con actos que demuestren de verdad lo que sientes.
Que
a veces rendirse ante la lucha no es perder, sino ser inteligente. Que hay que
detectar cuándo y dónde permanecer, y cuándo y de dónde hay que marcharse. Que
intentar lograr aquello en lo que se cree merece dejarse la piel en el intento,
pero que identificar aquello que no tiene sentido resulta aún más astuto y
necesario.
Que
recibirás críticas, incomprensiones y juicios de valor, pero que a nadie
pertenecen tus pasos de vida. Que pasarás horas en soledad y que aquellos que te
frenan en tus decisiones no estarán ahí para acompañarte noche tras noche. Que
habrán de resbalarte por el cuerpo y dejar de afectarte. Que pocos son los que
se merecen extensas explicaciones. Que sabido esto, habrás de despertar y decirte
que la fidelidad primera es hacia ti mismo, que de las extintas deudas de vida también
debes liberarte y que solo te sentirás pleno cuando te sientas libre para
decidir.
Que
habrás de comenzar por conocerte y quererte a ti mismo. Que dicen que nacemos
solos y morimos solos, pero que esa solo es una verdad a medias. Que bien
entendido este principio se refiere a que te debes principalmente a ti. Pero
que en el camino eliges quién te acompañará en tu andadura. Que esto no dura.
Que se pasa volando y que el tiempo perdido no es otra cosa que la pérdida de
la misma vida. Que las pequeñas cosas son las que de verdad te llenarán los
días.