Colocarse una tupida venda antes de
que la herida sangre a borbotones.
Tal vez blindada excusa,
refugiada en los muros del miedo descarnado.
Cautela disfrazada de sutil
inteligencia.
Helarse y detener sus minúsculas gotas
al borde del abismo.
Tal vez, deliberadamente acaso, cubro a medias tan solo
los ojos con traslúcido velo.
A sabiendas de todo y no por ello
menos intensos,
puedo oírme uno a uno los latidos a un
tiempo acompasados.
Tal vez hoy dirija la mirada al
encuentro del otro
y permita escuchar sin cortapisas.
0 comentarios