Al
parecer,
decía
Bertolt Brecht que “todos querríamos ser buenos,
pero las
circunstancias no nos dejan”.
Pero yo
no.
Yo no
quiero ser buena,
que los buenos me sufren demasiado.
Quisiera
ser acaso justa, ecuánime y honesta
con
los hechos, las gentes que merezcan y, claro está, conmigo.
Y siempre inteligente.
Pero
no más.
Quiero
tener berrinches, si me salgo del quicio de la paciencia
y
después, consecuente, ponerme colorada por haberlo tenido,
aunque
sin sentir culpa.
Quiero
dejar volar las pequeñas maldades que resarcen de los días de rabia
y
guardarle un poquito de rencor a quienes me traicionaron.
Quiero
cantar cuarenta, cincuenta y hasta sesenta en bastos,
si
alguien cruza la línea
y se
bebe de un trago la confianza nunca concedida
o propina
un mordisco a la mano tendida.
Quiero
meter la pata y no darme ni cuenta del traspié.
Quiero
juzgar sin pruebas de puro impulso equívoco y de miedo,
para
obligarme luego a deshacer el paso.
Quiero
decir que no cuando no me apetece
y clavarlo
a la tierra si un sí es condenatorio.
Yo no
quiero ser buena,
¡qué carajo!
Quiero
ser imperfecta,
…y qué
mal disimulo.
6 comentarios
María eres extraordinaria.
ResponderEliminarMe encanta leerte 🤩🤩🤩
ResponderEliminar...y tampoco quiero ser buena, que dicen que las buenas van al cielo, y las malas a todas partes 😉
ResponderEliminarEso decía Mae West 😂.
Eliminar😂😂😂 si!
EliminarMaría he leído un libro maravilloso que recomendaste en uno de tus artículos de Susanna Tamaro. Donde el corazón te lleve
《 ¿Nunca te diste cuenta, tesoro? Hemos vivido sobre el mismo árbol, pero en estaciones diferentes》
Me ha encantado ahora es uno de mis favoritos. Muchas gracias.
Qué buenooo, Patricia. 😍👏😊
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