ADULTERADO AMOR

By María García Baranda - enero 23, 2021

 


Acabo de terminar la primera temporada de la serie Los Bridgerton (Netflix). Se comentó aquí y allá, y curioseé en ella. Me topé con la adaptación televisiva de la saga de novelas homónimas escritas por Julia Quinn y, con ello, con el tópico más perfecto de novela romántica -en el sentido actual del término-, muy al estilo de Danielle Steel, Megan Maxwell o… Corín Tellado. Versión histórica, eso sí, si es que tal híbrido existiera como género. Fast food -permitidme el innecesario anglicismo- de la literatura. Producto en absoluto bueno, pero tal vez sí bonito al ojo y no sé si barato, pero sin duda rentable. Y desde luego de fabricación desenfrenada, para llenar estómagos hambrientos de historias huecas y simplonas a una velocidad mayor de lo que estos demandan ser alimentados, sin perjuicio además del consiguiente trastorno en la salud. Muy al gusto del omnipresente sistema neoliberal.


Pero independientemente del hecho de que este tipo de productos de tan escasa calidad se venda como churros en una tarde de romería, lo que me trae hoy al papel es la reflexión de lo mucho, y ya dilatado en el tiempo, que sigue cautivando el concepto más casposo del amor. Si estas novelas triunfan -y su esencia lleva siglos triunfando, de hecho-, es ni más ni menos, porque la gran mayoría de la población se sigue tragando el concepto del amor romántico, esta vez ya sí, en el sentido literal del mismo: si hay que dejarse la piel, la salud y el amor propio en tener pareja, se hace. Caiga lo que caiga y cueste lo que cueste. Y aquí estamos, creyendo a pies juntillas que los amores y las relaciones hacen sufrir -que no reír-; se pelean -que no se trabajan-; se celan -que no se confían-; se lloran -que no se desechan-. Y es que vivir de a uno y no tener pareja ni familia está mal visto y la idea la llevamos tatuada a fuego en el cuerpo. Más allá del impulso y la necesidad natural del ser humano de compartirse y amar, es un estado fomentado desde tiempos inmemoriales, por cuanto contribuía a la construcción de la familia como agrupación social primera y de los propios movimientos de población y repoblación. Ya como la muestra de lo que no conviene, para animar a las uniones meramente procreadoras y productoras; ya como imagen de la obsesión por no quedarse solo y pagar el precio necesario por vivir acompañados… y del mismo modo terminar procreando y produciendo.  

 

Hago memoria y encuentro amor doliente y sangrante, sufriente y sufrido… desde ya no recuerdo ni qué siglo. Brönte, Tolstoi, Bécquer y Byron. Y Zorrilla, Lope, Cervantes, de San Pedro…  Y por más que los diferentes sistemas se hayan ocupado de engrasar la maquinaria con sumo cuidado, el individuo se ha encargado de devorar la idea y hacerla suya. De eso se trataba y… funcionó. Pero ¿por qué? Pues porque en el ser, ávido por creer que los finales felices de las historias tormentosas valen oro, que los amores que cuestan sangre, sudor y lágrimas son los más puros, y que todo vale en este juego nuestro del quererse…, habita una absoluta incapacidad de generar y digerir emociones sanas. De aceptar que equis persona no es para uno. De olvidar que hay que ser curadores y sanadores de almas para recibir el premio del amor. De asumir que alguien te rechaza sin pensar que hay más razones que la del propio no. De entender que el “yoyoísmo”, ese ego engordado en la enfermiza necesidad que el otro te adore con devota sumisión, denota una absoluta incapacidad de amar. Así que es más fácil creer que el amor lo vence todo, redime almas, suaviza faltas y tapa agujeros en el espíritu y que ya vendrá la recompensa final. En lugar de pararse a analizar qué carajo se hace mal y cuán egoísta se puede llegar a ser. Y de paso, en qué es realmente el amor. Mientras tanto…, la inmensa mayoría seguirá esperando que doble su esquina la silueta del cariñoso empotrador príncipe azul o de la buenorra y sexualmente desinhibida princesa. Y en la espera, amenizarán las horas con la segunda temporada de Los Bridgerton… creyendo que la vida es eso.

 

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