Hay
días en los que desbordan los motivos para sentarse a escribir y en cambio se
anquilosan de pánico los dedos.
No
me faltan palabras que ordenar disponiendo su baile equilibrado.
Podría
elevar a lo más alto las congojas del alma y los gritos de júbilo.
Podría
exaltar los pensamientos hasta formar un poema imperfecto.
Pero
le canto a un día extinto ya.
Corriente
y por qué no…, ¡insigne! Yo lo elijo.
Porque
es un día par y porque es martes.
Porque
me eriza la piel del alma con tan solo pensarlo.
Porque
me reservo las razones que solo yo conozco.
Porque
nunca se sabe lo que ocultan las cifras combinadas en complejos designios.
Porque
no podía dejar de rendirle homenaje y nada me lo impide.
Porque
los calendarios no se forman de meses, sino de días simples convertidos en
efemérides.
Porque
se nace tantas veces como nos reencarnamos.
Porque
hoy es 28 y es enero.
Porque
se cierra con concéntricos giros el círculo perfecto.
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