Y ME DI CUENTA

By María García Baranda - febrero 25, 2015

Y me di cuenta de que escribía como un modo curioso
                                                                                   
…de morderme la lengua y no pronunciar lo que de otro modo diría gritando;
…de secarme las lágrimas cuando estas no se dejan contener;
…de acercarme al epicentro de un corazón a cuyo núcleo parezco no llegar nunca;
…de tratar de comprender lo incomprensible;
…de asumir lo inasumible;
…de perdonar lo imperdonable:
…de resignarme cuando no quiero rendirme;
…de levantar la espada cuando lo único que quisiera es echarme a un lado;
…de chillar y patalear mi suelo sin descanso cuando lo que debería hacer es coger ese toro por los cuernos;
…de regodearme en asuntos que no habrían de merecer más de dos minutos de mi tiempo de reflexión;
…de sacar el pus de las heridas del alma;
…de convencerme a mí misma de que no es la esperanza, sino la ilusión la última que ha de perderse;
…de autoengañarme pensando que la ilusión permanece ahí cuando un espadazo acaba de llevársela consigo.


Y me di cuenta de que vivía a pesar

 …de que las experiencias continúan doliendo por más muescas que refleje mi silueta;
…de que hay lecciones que, aun aprendidas, a veces no se aprehenden;
…de que cuando menos te lo esperas, la guardia alta se convierte en baja;
…de que no hay pactos de inmunidad posibles en lo que a afectos se refiere;
…de que no importa cuánto sepas, si a tu alrededor hay carencia de conocimiento;
…de que la mayor parte de mis luchas, las más duras, son las entabladas contras paredes infranqueables;
…de que el desgaste está presente, por más que me lo niegue una y mil veces;
…de que desconozco absolutamente si algún día conseguiré salir del laberinto.


Y me pregunté

…si la fe nos resulta suficiente sustento, cuando el hambre voraz acecha en la boca del estómago.







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