DE ESTRATEGAS EMOCIONALES
¿Sabéis de esas páginas que circulan
por Internet y por las redes sociales con citas célebres -y no tanto- que todos
leemos aun sin confesarlo, y que en ocasiones nos resultan lapidarias? Pues
hace no mucho di con una que reza así: “Conmigo
no funciona el «te ignoro
para que te enamores». A mi tú me ignoras y te mando a la mierda”.
Todavía estoy llorando de la risa con ella, lo juro. Buena a rabiar y verdad
como un templo. Y me recordó a algo que le oí a decir a una amiga no hace mucho
y que se resume en que quien tiene éxito con el sexo opuesto es porque somete
al sujeto concreto a cierta dosis de mala vida, traduciéndose esta en ajustar
los tiempos e intensidades de carantoñas y vacíos.
No lo sé, la verdad. No sé si el
mundo de los sentidos se diseñó para los estrategas de mente fría, ni sé si hay
tácticas cuasi bélicas que aplicar a estos menesteres. No creo que haya un
manual del juego que mantenga a los afectos a tu lado, sean estos amigos,
familia, amores,… Pero claro, qué va a decir quien le puso como título a este
blog el verso inicial del poema de Benedetti “Táctica y estrategia”. En
mi defensa, o en defensa al menos de mi tesis, diré que aplicar un cartesiano método
que dosifique la intensidad con la que damos nuestro afecto se me antoja
artificial. Por no decir que destilarlo en un principio único de actuación
impoluta y exitoso resultado me resulta inviable. Y la primera de las razones
que se me ocurre es chocantemente pragmática: podemos meter la pata hasta el
fondo y errar el cálculo, ya que no sabemos si la persona a la que pretendemos
aplicar dicho principio responderá ya únicamente a una buena dosis de
sentimientos directamente dirigidos al corazón. Sería para tirarse de los pelos
y llamarse idiota hasta quedarnos sin voz.
Pragmatismos aparte, defiendo a ultranza que la única estrategia
con la que me siento realmente identificada es la de ir de frente con aquello
que somos y que sentimos en cada momento. No sé hacerlo de otro modo, pero
tampoco querría. Si quienes están a tu lado buscan tu compañía, entonces sabrás
que anhelan al fin rodearse de fluida transparencia, así como que mantenerlos
contigo, bien cuidados, es lo único que merece la pena. Tú decides…

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