Y QUEMARSE LOS PIES SIN QUE ESO IMPORTE...
By María García Baranda - diciembre 08, 2014
Expertos en querencias fallidas y
sentires a medias.
En dolores de incalculables tonos y
matices,
en efímeras noches físicas sin química
ni alquimia.
¿A qué frenarse, entonces?, me
pregunto.
Que lo aprendido sirva en recordarnos
que no hay pérdida alguna en el
intento
y que en cambio esta habita en
contenerse,
en privarse de probar lo que se intuye
y se dibuja fuego.
¿Y por qué no atreverse a la aventura,
pues?
No es lanzarse al vacío y arriesgarse
al suicidio.
Es acaso entregarse a la vida y
arrojarse a la hoguera.
Y quemarse los pies sin que eso
importe.
Y cerrarnos los ojos uno al otro.
Y probarnos la piel, escalofrío
intenso.
Es mirarnos sin prisa y clavarnos el
alma sin palabras.
Y escucharnos sin ruido.
Y guarecernos en los brazos más
cálidos.
Y besarnos hasta que los labios se
entumezcan violáceos.
Y mordernos.
Y no pensar si el tiempo extinguirá la
llama.
Y no temer.
Y quemarse los pies sin que eso
importe…
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