Puedo
escribir los versos más tristes esta noche, Pablo Neruda.
Y
podría.
¿De
qué me sirve
…entregarme
en la entrega y enseñarme hasta el alma,
desnudarme
de velos, despojarme de miedos en lo oscuro,
sonreír
con los ojos y en un acto de arrojo
recorrer
mi camino sin escudo?
¿De
qué me sirve
…olvidar
mi pasado y las traiciones, proyectar mi futuro a todas luces,
confiarme
a tus manos, cantar a tus palabras, las más bellas,
ofrecerte
mi vida sin reservas, y en un acto de amor
pronunciar
un “te quiero” de pureza?
Si
me miras sin verme, después de haberme visto,
diciéndote
a ti mismo un “no es posible”.
Si
me escuchas sin alma, después de haberme oído,
y
ensordeces tus primeros instintos.
Si
no crees que a veces todo cambia.
¿De
qué me sirve?
Si
me vuelves los ojos y me niegas.
Si
te pones la venda y si te blindas.
Si
te preparas para el desengaño.
Si
lo esperas sentado.
Si
lo llamas a gritos.
¿De
qué me sirve?
Si
te olvidas al tiempo de mis besos
y
desdibujas mi ser entre el gentío.
Si
me borras el nombre y me confundes
con
verdugos de antaño.
Si
olvidas quién habita al otro lado.
¿De
qué me sirve?
¿De
qué me sirve?, sí, me lo pregunto.
Y
casi de inmediato me respondo
que
con ello me mantengo en mi esencia.
No
desando ni un metro del camino aprendido,
dejo
fuera el lamento y los rencores
y
continúo ofreciendo lo más puro:
mi
sentir más auténtico.
Sin
juzgar, sin rechazos. Sigo amando.
Y
comprendo los miedos,
las
heridas sufridas, los temores.
Y
me trago el orgullo.
Y
otorgo la victoria a un único principio:
mi
férrea lealtad a lo que siento.
¿De
qué me sirve?, sí, me lo pregunto.
Y
casi de inmediato me respondo
que
solo con amor
se
consigue curar los males del pasado.
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