Dicen del tiempo. No sé. Yo no gasto
relojes.
No me llevo con él, no nos hablamos.Desabrido y pausado; sin esencia,
convivimos sin más, nos toleramos.
Él sabe más que yo sobre mí misma,
que observo resignada su presencia.
Y en su puesto imbatible el estratega
va minando de a poco mi impaciencia.
Dicen del tiempo. No sé. Yo no gasto relojes.
Yo no entiendo de horas, de minutos, ni días.
Efímero como es, sustancia viva,
conforma el propio ser, pero es esquivo.
Tiempo al tiempo, se dice. O a destiempo, contesto.
Y mil veces usado de pretexto
que me aferro a entenderlo sin creerlo,
que acudo a él en busca de consuelo.
Dicen del tiempo. No sé. Yo no gasto relojes.
Nunca supe si está a favor o en contra.
¿Amigo o enemigo?, ¡siempre el tiempo!
No entiendo su objetivo, no comprendo.
No alcanzo a ver el quid de su tarea
si desintegra el alma o reconstruye,
si une o desune, si amarga o si sosiega.
Si cura las heridas o lacera.
Dicen del tiempo. No sé. Yo no gasto relojes.
Yo no entiendo de calma. ¡Yo sé de vida!
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