VIVIR EN LA ALEGRÍA

By María García Baranda - junio 22, 2019



   Hay que ser muy valiente y muy inteligente para vivir en la Alegría. Pareciera que el ser humano se maneje con mayor comodidad en la tristeza y en lo melancólico. En ella poco tiene que perderse y cuenta con la ventaja de no suscitar envidias y de recibir supuestas muestras de afecto, aunque estas sean en realidad gestos envueltos en compasión con un regusto a superioridad. Es sencillo conducirse pues atravesando un moderado valle de lágrimas, donde la queja está permitida y el llanto angustiado es comprendido y empatizado. En la Alegría en cambio el hombre tiende a caer en un predecible estado de pánico por perder lo alcanzado, de sentir sus pies deslizándose sobre una cuerda floja de la que precipitarse desde su felicidad. Y a eso hay que sumarle los celos y resquemores ajenos, así como el propio estado de aburrimiento vital al que el necio se entrega cuando parece que todo va como la seda. En definitiva, hay que ser muy valiente entre la dicha, además de contar con una mente brillante y unos ojos despiertos. 


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