RÉPLICA A TUS LETRAS: ÚNICO INESPERADO
By María García Baranda - octubre 09, 2017
¿Sabes lo que es único para mí? Que me dejen entrar en lugares en los que nadie habitó antes. Y que lo hagan sin miedo. Sin temor y con ganas. Acaso con hambre acumulada de no haberlo probado, del que observa goloso frente a él un banquete, tras años sin tomar bocado alguno. Que me miren y digan: “tú sí, tú puedes; no sé explicar el porqué, pero sí que tú puedes entrar aquí”. Que me muestren su alma con el valor de quien quiere enseñarla. Sin dobleces. En su medida justa. A su ritmo. A su paso. Pero a mí, solo a mí. Tan solo con mirarme. Privilegiada yo. Afortunada entonces.
Adivinas muy bien. Con mucho acierto dices que cada vez que poso mis ojos en los tuyos entro sin darme cuenta, pero al tiempo queriendo, a tu interior más hondo. Tal vez sea una osada que pasa sin llamar, a través de la puerta que dejas entornada,… para mí. O eso espero. Eso creo entender. Pero es que hay algo ahí, adentro muy adentro, imponente y tremendo, que a mis ojos atrapa. Engancha mis sentidos. Atrae mi entendimiento. Y lo despierta. Sobrepasa el espacio y las historias. Pasadas o presentes. Y es que,... ¡qué sabe nadie! Y qué poco han sabido. Y te leo. Y te veo. Y mis ojos se abren, y mi atención con ellos, de par en par y el doble de sentidos. Totalmente voraz, pero calmada. Completamente yo. Con ganas de absorber cuanto de ti emana. Un imán a saber, tan rico de matices y de vetas preciosas como una cueva virgen antes nunca explorada. Y todo encaja, todo cobra sentido. Cada parte de ti, cada paso en la vida, alma en estado puro. Potente en los opuestos, extremo en ocasiones, con punto de equilibrio -y hasta de explicación- justo, preciso, anclado en el fondo del alma. Del corazón al sol. Fuerza en estado bruto y sin medir, de tacto delicado y refinado. Como pocos. Selecto y exquisito. Inusual. Inagotable. Único.
Y es que único es aquello que me hace sentir única, y único es aquel que consigue que sienta que todo lo que soy es también único. Que me desnuda el alma sin apenas esfuerzo, tan solo por estar. Y por ser. ¡Casi nada! Que aún no doy crédito y temo despertar. Por eso no hago ruido. Todavía. Shhh...
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