NOCTURNO IX

By María García Baranda - octubre 10, 2013

No hay sensación más plácida que la que te acompaña
cuando un licuado y preclaro conocimiento te recorre las venas.
Trayecto circular y sin pausas. No me hacen falta mapas.

Se alimenta aquel de los saberes descifrados,
arrebatados a un tiempo de pesquisas, a horas intranquilas.
Y qué sereno ya.
Desde el letargo de un albor precipitado,
hasta el instante que me empuja a mis preconscientes sueños,
se me revela.

Todas las piezas del infinito puzle toman sus posiciones,
se recolocan
y ya no siento miedo, ni dudas, ni incertidumbre…
Sé. No me equivoco. ¡Siento!

Ya comprendo las almas que antes desconcertaron mi experiencia.
Puedo decir sin faltas que leo en ellas la sensible nobleza.

Tiendo la mano, ¡cree que mi firmeza es guía!
No dejaré que caigas.

De pronto se me antoja que vidas anteriores ya unieron almas.
Y que la búsqueda incesante del incondicional amigo se explica en esta
con la determinante llegada de la justicia vital.
Somos.

Acechan los momentos
en que los ojos se despojan de vendas que enturbiaron los días
por miedo al sufrimiento.
Las piedras del camino las pusimos nosotros,
disfrazadas de causas ajenas a nuestras secretas voluntades.


(Trazaré una ruta en línea recta hasta el único lugar posible que para mí se espera. Quitaré los obstáculos. No existen. Y se aclararán los ojos de aquellos cuyos miedos negaron su existencia).

AUDIO RELATO - Música: They can't take that away from me, George Gershwing

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