José Manuel Caballero, Miedo
Mil veces he intentado
decirte que te quiero,
mas la ardorosa
confesión, mi vida,
se ha vuelto de los labios a mi pecho.
¿Por
qué, niña? Lo ignoro,
¿Por qué? Yo no lo entiendo,
Son blandas tu
sonrisa y tu mirada,
dulce es tu voz, y al escucharla tiemblo.
Ni
al verte estoy tranquilo,
ni al hablarte sereno,
busco frases de
amor y nos la hallo.
No sé si he de ofenderte y tengo miedo.
Callando, pues, me vivo
y amándote en silencio,
sin que jamás en
tus dormidos ojos
sorprenda de pasión algún destello.
Dime si me
comprendes,
si amarte no merezco.
Di si una imagen en el alma
llevas...
Mas no... no me lo digas...¡tengo miedo!
Pero si el
labio calla,
con frases de los cielos
deja, mi vida, que tus ojos
digan
a mis húmedos ojos... ya os entiendo.
Deja escapar el alma
los rítmicos acentos
de esa vaga armonía,
cuyas notas
tiene tan sólo el corazón por eco.
Deja al que va
cruzando
por áspero sendero,
que si no halla la luz en la ventana,
tenga la luz de la esperanza al menos.
Callemos en buena hora
pues
que al hablarte tiemblo,
mas deja que las almas, uno a uno,
se
cuenten con los ojos sus secretos...
Dejemos que se digan
en
ráfagas de fuego
confidencias que escuche el infinito
frases mudas
de encanto y de misterio.
Dejemos, si lo quieren,
que estallen en un beso,
beso puro que engendren las miradas
y suba sin rumor hasta los cielos.
Dime así que me entiendes,
que sientes lo que siento,
que es el porvenir de luz y flores
y que tan bello porvenir es nuestro.
Di que verme a tus plantas
es de tu vida el sueño,
dime así cuanto
quieras.... cuanto quieras.
De que me hables así... no tengo miedo.
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