ME ENCANTA

By María García Baranda - abril 07, 2016


Me encanta…
…esa noche sin hora, el saberme sin obligaciones y ese quedarme despierta hasta las mil, pensando en mis cosas, planeando vida, diseñando ideas.
…sentarme con un café recién hecho ávida de escribir. Y hacerlo sin parar. Y notar que las palabras se me escapan por sí solas entre los dedos.
…tener una idea brillante en medio de la noche e incorporarme rápidamente  a anotarla o a grabarla con mi voz, no vaya a ser que se la lleve la mañana.
…despertarme y saber que voy a ver a alguien a quien quiero, que tendré la sonrisa asegurada y esos momentos que no vuelven para nutrirme de ellos.
…el olor de una mañana de verano, el salir a la calle cuando apenas hay gente y perderme en la sensación de ese calor incipiente que aún no aprieta.
…no trabajar en un día laborable. Y recorrer las calles y las tiendas. Y sentarme a mirar cómo pasa la gente.
…el olor de los libros, de los nuevos y de los ya gastados por el paso del tiempo. Y las primeras letras de ese primer renglón dulcemente elegido en su primera página.
…volver a ver un clásico, color o blanco y negro, eso no importa. Y recordar aquellas sensaciones de la primera vez.
…atravesar la puerta de una librería y sentir los nervios en el estómago de no saber a dónde dirigirme, ni por dónde empezar.
…esa clase perfecta cuando todo ha fluido, cuando me he hecho entender, cuando las conexiones han llegado un poco más allá de lo planeado y ambos lados, en uno, nos hemos enganchado sin esfuerzo.
…estrenar un vestido y sentir que estoy guapa. Y arreglarme con pausa, disfrutar del momento. Y sentirme coqueta. Y mirarme al espejo y quererme a mí misma.
…escuchar la canción que se ajusta al momento de lo que estoy viviendo. Y pensar que es mía, escrita para mí, dedicada a mis días.
Y que me identifico con sus versos y que la historia es, detalle tras detalle, lo que yo misma vivo.
...empezar un proyecto. Y seguirlo con ganas. Descubrir que aún quedan mil acciones por hacer, mil cosas que aprender y que probar, que no me agoto ni anquiloso mi mente.
…bailar sin inhibirme y acompañar el ritmo de otros pies saltarines.
…cantar a voz en grito y cantar a los míos, sin detenerme a nada y sin importarme dónde esté o quién se encuentre delante.
…viajar y conocer nuevas culturas. Y perderme en las calles. Y probar su comida, esos sabores nuevos que habrán de transportarme después, pasado el tiempo al aroma del lugar visitado.
…cocinar para muchos y ofrecer platos nuevos. Y escuchar que les gusta, que sonríen al sentarse en la mesa y que se sienten felizmente agasajados.
…acostarme en mi cama con las sábanas limpias. Y notar que el cansancio me puede, pero que ese momento es perfecto.
…despertar de repente y recordar un sueño. Y averiguar los misterios que se esconden en su interior. E interpretarlo. E interpretarme. Y conocerme más.
…recibir un masaje sin límite de tiempo y jurar que le vendo mi alma al diablo si no paran.
…acurrucarme en el regazo de alguien querido y que me acaricie el pelo muy despacio. Cerrar los ojos y no pensar en nada.

Me encanta…
…reírme con mi hermano, abrazarme a mi madre, recordar a mi padre, aferrarme a los míos, nuestras charlas eternas y los chistes absurdos que nadie más conoce.
…el abrazo espontáneo de un niño que corre a refugiarse entre mis brazos. Y sonreír plena al recibirlo. Y volverme yo también niña.
…hablar de mi familia a la gente que quiero y mostrarles lo mucho que le debo.
…hablar a mi familia de aquellos a quienes quiero y mostrarle lo mucho que les debo.
…comprender un corazón después de haber tenido una conversación en la que uno o ambos nos hemos jugado el todo por el todo, destapándonos, confiando.
…recibir la intimidad de alguien que se comparte conmigo. Y cuidarla como el mejor de los tesoros. Y acostarme pensando que si me eligió para ello he de sentirme absolutamente afortunada.
…recibir un te quiero no esperado. Y notar cómo el corazón se me sale del pecho. Y llorar incluso de alegría. Y no poder dormir por ese gesto.

Me encanta…
…tu sonrisa sincera, la que esconde algún truco, de pura picardía o de tímida espera.
…tu risa a carcajadas cuando ves que no freno, que entro a trapo a tus bromas y de ti me hago cómplice.
…tu osadía y tu descaro buscándome las vueltas.
…hablar contigo hasta agotarnos, de los temas más banales, de asuntos prohibidos y secretos que solo a nosotros atañen, de arreglar el mundo o de nuestros sueños en la vida.
…tu voz al otro lado del teléfono cuando no lo espero y me provoca una actitud de niña.
…tu presencia por sorpresa, tu don para descolocarme y tu hacerme temblar.
…tu dibujo de vida, tu forma de sentir, tu sencillez tan poco habitual entre las gentes ya, tu no saber qué haces para que yo te vea.
…tu querer conocerme, tu escuchar mis palabras. La forma en la que sabes ya del pie con que cojeo. Tu respeto hacia mí, tu observarme de cerca.
…tus ideas, tu mente, tu espontáneo crear de las cosas más simples algo que huele a magia. Tu retarme la mente. Tu estímulo.
…el tacto de tus labios cuando me besas, el roce de tu piel si me acaricias, tu llevarme hasta donde solo tú sabes, tu agotarme las fuerzas, tu agotarte conmigo. Tu deseo y el mío.
…tu ternura y tu fuerza perfectamente combinadas, sin planear quizás, pero presentes ambas.
…tu llevarme las riendas, mi dejarme llevar.
Me encanta…
…todo cuanto te atañe. Haberte conocido y darme a conocer. Me encantan estos días, semanas, meses, vida... Y tú. Tú me encantas.









 

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