Quiero que sepas algo y es que si alguna vez dejo de estar en mi sano juicio será por ti. Que quede claro. Aunque no sé porqué hablo en futuro, la verdad, porque es patente que la locura llegó ya a mi vida hace algún tiempo.
En este mundo de cuerdos en el que todo quisqui sigue su camino perfectamente pavimentado y las señales de dirección. En este mundo de cuerdos en el que todos parecen tener muy claro el concepto del bien y del mal, de lo correcto y de lo incorrecto. En este mundo de cuerdos en el que todos opinan cómo deben estar dibujadas y coloreadas las cosas, y cúal es el sistema del perfecto orden. En este mundo de cuerdos en el que se establece lo que hay que sentir y cómo hay que sentir. En este mundo de cuerdos yo saco los pies del cesto y de un arrebato sonrío plena de locura. Y reniego de pavimentos y direcciones, reniego de las morales falsas como Judas, reniego de los órdenes preestablecidos y de enmarcar los sentimientos. Dejo de estar presa de esos conceptos que me angustiaron, que me apagaron por dentro y que estropearon vida. Y prefiero sentirme insana de ese juicio que nada tiene que ver con lo auténtico.
Así que no, cariño mío, no estoy en mi sano juicio, tienes razón, pero en el mejor de los sentidos. ¡Y me encanta! Ya deberías saber que estoy loca por ti. Nadie en su sano juicio pensaría, actuaría y sentiría como yo, ¿no es así? En efecto. Únicamente yo. Solo yo te quiero como te quiero, sin juicio y con locura. Por algo será.
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