Encuentro a muy poca gente por la que me encuentro realmente comprendida. Íntimamente entendida. En profundidad. Supongo que eso es algo nos ocurre a todos, pero algo me lo ha recordado hace un momento. Sé que llevo conmigo una insistencia constante en ser claramente vista por dentro por mi gente, y extrañamente obsesiva -y no tan recomendable-, en extenderlo al público ajeno. Pero sé que no durará siempre. Talón de Aquiles, pero me he prometido que mandaré al carajo todo aquello que me empuje a seguir con esa práctica de querer complacer bajo ataque de ansiedad. Le pondré fin a eso. Porque como una amiga me dijo ayer, quienes me quieren o hayan de quererme lo hacen con todas las consecuencias. “Contenta y huraña, justa e injusta, con el ojo pintado o sin pintar”, decía. No abunda quien comprende al otro en todo su espectro. Todos despotricamos, ya lo sé. Pero casi siempre ese sentido de incomprensión me ha venido dado al cuestionárseme ciertos hábitos, cualidades o defectos, gustos,… que, en opinión ajena, resultaban chocantes en mí. “Con lo que tú eres para esto o lo otro”. Y sí, en efecto. Todos somos variantes y variados. O deberíamos serlo, al menos, sin que nadie haya de rasgarse las vestiduras por ello. Y yo soy claro ejemplo de ello. Nunca he creído que mis rasgos correspondan a estereotipos por todos asimilados. Porque no soy parte de un todo, sino un todo formado de varias partes sintonizadas. Distintas, discrepantes, armonizadas, contradictorias o coordinadas. Según y depende. Por eso encuentro que son pocas las personas que me perciban verdaderamente, sin volcarse únicamente en algunas de mis facetas para volverle la cara o extrañarse por otras.
Seguiré siendo analítica, obsesiva a veces y sanamente reflexiva otras. Eso depende de muchos factores. Seré abrasadoramente pasional cuando la vida me lo pida y un témpano cuando me vea obligada. Frágil, complaciente y flexible si se me necesita y una loca guerreadora si se me lleva al límite. Profunda en lo importante y frívola en lo bello (que para eso está, por cierto). Racional e irracional a porcentajes variables, así como tolerante e intolerante cuando el asunto me mine la paciencia. Todo eso y más. Y me acercaré a quienes sepan convivir con esa visión completa de mí, así como me iré bien lejos de quien me haga sentir incomprendida. Y,… ¿de mí hacia el resto? Sé que debo dar ejemplo de lo que pido.
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